viernes, marzo 24, 2006

De nostalgias compartidas

Es curioso, la mente trabaja de una manera que muchos interpretan como influenciada por dioses, demiurgos, seres extra planetarios (sin alusión personal mi querida Rocío), otredades. Lo cierto es que a partir de evocar he logrado invocar, no con todo el éxito que se esperaría, pero a fin de cuentas no ha sido algo consciente, por lo que no había expectativa real al momento de la evocación.

Ya escuché al esclavo y amo, del universo, por cierto. Lo mejor es que buscando evocaciones intencionales me tope con una incidental, y ante una pregunta que no he respondido: ¿qué música te gusta?, puedo compartir que llevo toda la semana cantando los éxitos de oro de Oscar Chávez, 'Perdón', 'Otro año más sin ti', 'Juan Cortina'. El viernes pensaba responder que el segundo movimiento de la séptima sinfonía de Beethoven me había movido, me recuerda a una película que no logro ubicar, pero la música de Chávez, que tengo en una cinta que adquirí en Purisur hace ya casi veinte años, me ha emocionado. Y si bien, como Sabina, no le da crédito al autor de 'La niñas de Guatemala', con él me siento hoy más dispuesto a tolerarlo.

Ayer me convocaban desde una regia rivera, a leer un best seller con cuarenta millones de copias vendidas. No creo que Heráclito haya logrado ya esa hazaña, pero la invitación sonó tentadora, mientras una palabras ebullían, invocando néctares etílicos que prometen aderezar una muy anhelada reunión. En buena medida lo entiendo, Cortazar habla de la tensión como elemento clave para un buen cuento, espero que la intención no sea un cuento corto, sino una novela y que la reunión sólo sea un punto de la trama, como sea, la técnica ha surtido efecto.

Supe de una amiga que fue entrevistada por un amigo, sobre el asunto que mejores amigos ha traído a mi vida, espero conocer el reportaje completo, pero escuchar a mi amiga en el archivo fue algo gozoso. Es curioso, pero los medios me han dado más contacto con ella, que la experiencia reciente, vaya un abrazo.

Que queden estas palabras como una invocación explícita para mis amigos, resultado de una serie de evocaciones estimuladas por la nostalgia.

Un abrazo y toda la variedad de besos que nuestro amigo de los recuerdos sabe distribuir.


martes, marzo 14, 2006

Esclavo y amo

Creo que hay una canción que tiene un título similar, pero este título está inspirado en una frase que me dijo mi jefe: 'Uno es esclavo de lo que dice y amo de lo que calla', para mí, que prefiero ser taciturno, me parece una frase genial y después de que desenterré el texto que publiqué previo a éste, me parece que tiene una particular relevancia comentar lo que me sucede con un libro.

Aseveré (y lo sostengo) que los libros no escogen al lector, que no hay tal cosa como la voluntad del texto que convoca o rechaza a tal o cual lector. Esto lo retomo porque jamás había oído de la existencia de un libro titulado "Escher, Godel y Bach: una Eterna Trenza Dorada" de Douglas Hofstadter, de cuya existencia tuve noticias gracias a mi Amigo Boiler, el pasado diciembre.

En enero, un compañero de trabajo me habló su nuevo proyecto de lectura, sí, "Escher, Godel y Bach: una Eterna Trenza Dorada" de Douglas Hofstadter, proyecto que desde su preparatoriana juventud ha iniciado, pero que jamás ha logrado completar. Fruto de conversar sobre el libro, un buen día me preguntó si en mi colección estaba la ofrenda musical de Bach, a lo que, una vez comprobado, respondí que no. Le pregunté a un amigo y a mi cuñado, cometiendo el imperdonable error de no acudir con Master Aldán, a quien presento mis disculpas más sentidas públicamente, con la además alevosa intención de apaciaguar su ira y lograr que me obsequie una copia de la citada obra. Lo que logré, proveniente de mi cuñado fue el número de catálogo y saber que la música se cataloga: BWV 1079 y BWV 1080, además de numerosos e intereantes comentarios sobre los cánones, los cangrejos musicales y un proyecto para reunirnos y charlar alrededor de esta obra.




Un sabroso domingo, reunido con mis Amigos Rocío y Edilberto (perdonarán que prescinda del amigos y amigas, incluso del amigas y amigos), platicamos sobre este libro y este punto, debido a que el jueves previo, en la estación 92.7 de FM escuché la ofrenda musical, su historia (que había leído en Internet) y la obra. Me enteré que mi admirado Justes está leyendo este libro y que es un libro que obligadamente debe estar en mi biblioteca. Hablamos de esa elección del libro y de libros que en apariencia persiguen al lector, y eso desemboca hoy en este texto.

Como lo comenté con mi esposa, no creo que los libros lo sigan a uno, hay una conciencia que elije de un medio cargado de referencias, aquellas que están en su interés más estimulado y reconoce aquellas que encuentra atractivas, conectadas en mayor o menor grado con el objeto de su atención. Todos los días hablan de tantas cosas y la mayor o menor cultura de la persona, sus preferencias, sus intereses vigentes o incluso sus temores. Vi una deliciosa película italiana donde refieren de manera casi accidental a Benvenuto Cellini, y como por arte de magia, en la semana no he parado de escuchar referencias a su obra, cuando antes de la película, jamás había escuchado su nombre, y si lo había hecho, no había tenido significancia para mí.

En esto de la formación del lector, por chocante que parezca, es fundamental que el lector vaya mejorando la calidad de las lecturas que realiza, que vaya ampliando sus referentes para poder gozar de su entorno e ir formando su criterio.

Qué bueno sería que los libros te persiguieran y que fueran lo suficientemente constantes como para atraparte, lo cierto es que en la medida que leas y que hables con los que leen, te verás acosado por una parvada inmensa de libros que quieren ser leídos por ti.