No veo a Nausica
Platicaba con Odiseo, pero de alguna forma estaba ante el reflejo no en negativo, pero sí diferente de sí mismo, como un espejo que altera y reconforma al ser y expresa la esencia pero las formas se multiplican. Ifigenia llegó por la radiofrecuencia y las naves zarparon, aunque mi barco no tuvo de capitán a Odiseo.
Hoy deberíamos reunirnos de nuevo, pero Calipso me retiene como diseñador curricular en la ciudad londinense de México, Telemaquita pregunta por qué ya no vive en esa casa el marinero que un día la visitó y el árbol amenaza crecer tanto que ya no será posible armar la cama a su alrededor.
Los perfumes no han sido gratos, polifemo a gatas obstruye la salida del Fiesta Inn y un periférico estígico, con un caudaloso afluente metálico, plástico, casi humano se presenta como la vía posible de salida, pero caronte no aparece.
Tampoco puedo contarlo todo, ni siquiera me han ofrecido una nave para regresar, pero espero que mañana la paloma suba del sótano a la torre y obedientemente arribe con un nocturno para Isabel mañana a Ítaca.
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